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MANUEL CAÑIZARES
Hija de Miguel Bermúdez Cañizares, licenciado en Derecho, y de Isabel
Álvarez y Cañizares, tuvo tres hermanos: Mariano, José María y María a
quienes mencionó en su testamento.
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A pesar de pertenecer a una familia distinguida; la unión ilegítima
de sus padres y el hecho de que su padre no se ocupara de ella, o su
espíritu rebelde e independiente la obligó a vivir una vida
independiente, en la que la lucha por la supervivencia era su primera
necesidad. Su amistad con
Manuel Rodríguez de Quiroga,
por quien sentía una gran admiración y su confianza la llevó a apoyar
la causa de la Independencia. En la noche del 9 de agosto de 1809, se
llevó a cabo la reunión clandestina, en casa de Manuela Cañizares, en la
que se organizarían los eventos para la proclamación del grito
libertario, con la asistencia de 38 invitados.
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Más tarde, cuando se produjo la represión militar de la revolución de
Quito, Manuela Cañizares debió esconderse por algún tiempo en una
hacienda del Valle de los Chillos, mientras en Quito se instauraba el
proceso penal contra los sublevados y se pedía pena de muerte para ella
mismo, al tiempo que era objeto de difamación calificándola de
prostituta. Cuando pudo volver a la ciudad, se refugió en casa de unos
amigos entrañables, Miguel Silva y Antonia Luna, quienes vivían en el
barrio de San Roque.
De su testamento, fechado el 27 de agosto de 1814, se desprende que
sus ultimos dias los pasó víctima de las secuelas de un accidente, que
era soltera, sin hijos y que se ganaba la vida haciendo encajes,
prestando dinero a interés y alquilando ciertos trajes que se utilizaban
para fiestas, pero que también tenía una finca en la que criaba ganado.
Los historiadores presumen que murió meses después de hacer su
testamento, en 1814. Sobre su muerte, el historiador José Dolores
Monsalve señala que ocurrió estando asilada en el convento de Santa
Clara de
Quito. Otros historiadores señalan que murió escondida, en el
Valle de los Chillos.
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